jueves, 1 de octubre de 2009

el vernisage

Llego bastante en hora al lugar, cosa que no me es demasiado habitual.
El Subte Municipal se ve colmado de snobs y personajes por demás pintorescos. El expositor con su arte moderno así lo amerita.
No bien hago presencia en el hall una amable moza me recibe con una copa de vino cabernet sauvignon. Más que amable la siento cuando se da media vuelta y procede a agasajar a más invitados. -Esa chica tiene potencial…
Este vino sabe… cómo decirlo…bastante adecuado para la ocasión.

Hamaco la copa cual experimentado sommelier, la escrudriño minuciosamente y le doy unos sorbos apropiados, sintiendo como ese licoroso mosto recorre suavemente mi garganta.
Los invitados siguen llegando y saludando al artista que inaugura su muestra.
Veo como personas que se detestan se dan falsos y efusivos abrazos, elogian sus atuendos, logros y todo lo que ellos odian de su prójimo en cuestión.
El vino está rico, así que voy a por más. Busco a mi ángel de la copa y allí está esperándome con su ser amable y esa bandeja llena de lujuria en cristal.
Esta vez no escudriño demasiado el líquido rojizo sino que le doy un sorbo largo que provoca en mí una segunda dimensión de su sabor.

El artista comienza a decir unas palabras.

Voy por otra copa y con ella, mientras la contengo graciosamente entre mis dedos procedo a recorrer la muestra.
Un caballero, al que no conozco o no recuerdo en absoluto, me saluda efusivamente. Hago de cuenta que somos como hermanos y lo saludo afablemente también. Lo dejo y sigo.
El artista sigue balbuceando cosas que no entiendo. Creo que debo tomar otra copa pero dado que la ceremonia está en su momento más solemne, no sirven más vino, así que me dirijo a una mesa estratégicamente ubicada donde veo unas botellas. Tomo una con la gracia de un erudito.
Leo su etiqueta del revés; “Sabor noble, con notas de roble y frutos del bosque. En la boca es generoso y fuerte a la vez. Ideal para acompañar pastas, carnes de caza y platos poderosos.”
Platos poderosos. Me gusta esa frase, tiene personalidad. Así que me sirvo una poderosa copa de vino.
Hay aplausos, terminó el artista. Parece que ahora habla el Ministro. Sigo recorriendo la exposición. Me parece interesante.
Cuando habla el ministro, su discurso parece aburrir un poco. Lo noto por el murmullo que crece en forma directa a los minutos que va durando la disertación. Hasta algún mozo se atreve a servir refrescos.
Por suerte tengo mi “shorcut” a la botella, así que voy por otra copa de poder.
Noto palabras interesantes en el discurso como “cultura, vanguardia, país” y cosas así. Creo que es un buen Ministro.
Mi copa reboza y eso está bien teniendo en cuenta que las obras son complicadas de entender. Este mosto me hace sentir muy bien.
Una mujer elegante, con una especie de “gato” entorno a su cuello me mira. Me doy cuenta que tiene unos cuarenta largos y que está buscando una presa para llevarse a su guarida.
Yo estoy genial con mi cabernet sauvgnon.
El Ministro termina y todo el mundo aplaude rabioso. Saben que vienen los canapés y más vino.

Creo que este artista tiene futuro.

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